Influyentes Cantabria

Marta Alonso Peña, la mente que coordina Cohorte Cantabria

Convertir a Cantabria en una referencia internacional en investigación biomédica es la aspiración a la que trata de contribuir el estudio Cohorte Cantabria, ideado por el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, la Universidad de Cantabria y el IDIVAL – Instituto de investigación sanitaria Valdecilla, que desarrolla todo el proyecto.  A corto plazo, una de las metas que persigue es eliminar de nuestra región la hepatitis C, además de impulsar nuevas iniciativas empresariales dentro del sector sanitario.

La investigación se propone recoger muestras de sangre e información sanitaria de 50.000 residentes en Cantabria, y de momento son ya 19.671 los voluntarios que han participado en el estudio. Hoy Influyentes habla con Marta Alonso Peña, la mente que coordina esta Cohorte en Cantabria

P.- ¿Cómo comenzó Cohorte Cantabria y qué datos más destacados ha aportado hasta ahora?

Cohorte Cantabria comenzó su andadura en diciembre de 2020. En ese momento, tras la pandemia por covid-19 y el inminente comienzo de la vacunación, investigadores del Idival, la UC y el Hospital Valdecilla idearon este proyecto, viendo el esfuerzo sanitario que iba a tener que realizarse para la campaña de vacunación, como una oportunidad de avanzar en otros objetivos científicos y de salud que se habían visto ralentizados por la pandemia.

Entre estos objetivos se encuentra la eliminación de la hepatitis C en nuestra comunidad, la integración de bases de datos públicas y el desarrollo de la medicina personalizada, predictiva y preventiva. Por ello, idearon el proyecto Cohorte Cantabria, contactaron con las instituciones que ahora participan y se desarrolló todo un sistema de atención para que, el 20 de abril de 2021, comenzara la inclusión de participantes en el proyecto. Así, actualmente más de 19.000 personas han participado en el estudio en su visita basal y continuamos incluyendo participantes. Nuestro objetivo es llegar a 50.000 voluntarios de entre 40 y 70 años que residan en Cantabria.

Para mí, los datos a destacar de esta fase hablan de la gran generosidad de la población de Cantabria: tras el anuncio del proyecto, se recibieron unas 4.000 solicitudes de participación en 24 horas y la tasa de éxito de reclutamiento en el muestreo aleatorio de la población se sitúa en el 52%. Es decir, de las personas que se han seleccionado al azar para invitarles a participar en el proyecto, aproximadamente la mitad acepta participar en el estudio. En conversaciones con coordinadores de otras cohortes, como el UK biobank de Reino Unido, quedaron muy sorprendidos de este éxito, pues en su caso se situó en el 5%.

P.- Los datos aportados hasta ahora, ¿han influido de alguna manera en la atención a los pacientes o en los presupuestos de la Consejería de Sanidad o del SCS?

Los estudios de cohortes tienen un diseño prospectivo, es decir, comienzan en un momento dado, -basal-, y los datos se van recogiendo y analizando a futuro. Cohorte Cantabria prevé un seguimiento trienal durante un periodo total de 20 años.

Esto no evita que se puedan realizar también estudios transversales, es decir, en un momento concreto del tiempo, pero el análisis de factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades, por ejemplo, no puede realizarse en este tipo de estudios transversales. Así, podemos prever que el impacto de Cohorte Cantabria en la política sanitaria se observará a largo plazo.

Para contextualizar, el UK Biobank comenzó sus pruebas piloto en 2005, terminado el periodo de reclutamiento y alcanzando su cifra objetivo en 2010. Los primeros estudios relacionados con esta cohorte se publicaron en 2015 y actualmente ya cuenta con más de 250 publicaciones científicas de alto impacto. Por lo tanto, los comienzos de cualquier estudio de este tipo son lentos, pero después se consigue un incremento exponencial del conocimiento generado y una rápida reacción ante enfermedades emergentes, como fue la pandemia de COVID-19.

P.- ¿Este estudio a gran escala de los datos biomédicos de los cántabros pueden abrir nuevas vías de investigación?

Por supuesto, ese es el gran objetivo de Cohorte Cantabria, impulsar la investigación biomédica. Los datos y muestras recogidos como parte del proyecto se encuentran abiertos para la colaboración internacional en proyectos de investigación que ayuden a conocer los factores implicados en la salud y la enfermedad desde multitud de puntos de vista: factores socioeconómicos y política sanitaria, identificación de factores de riesgo genéticos, biomarcadores en suero…

Los datos recogidos en el proyecto son amplios y permiten estudiar la salud desde una gran cantidad de áreas de conocimiento, por lo que buscamos la colaboración multidisciplinar y la implicación de los expertos para ello.

P.- ¿Cohorte Cantabria puede impulsar iniciativas empresariales dentro del sector sanitario?

Ese es también uno de los objetivos. El proceso de descubrimiento, desarrollo e implementación de innovación es largo y costoso, por lo que requiere la colaboración público-privada para sostenerse. Cohorte Cantabria va a ser una fuente de investigación y generación de nuevo conocimiento que esperamos que conlleve el desarrollo de nuevas políticas, biomarcadores y tratamientos que mejoren la salud y el sistema sanitario.

Cohorte Cantabria es un estudio que recoge datos biomédicos de los cántabros que participan de forma voluntaria. Su objetivo es aportar conocimiento sobre los principales determinantes de salud y enfermedad y las conclusiones que aporte ayudarán al desarrollo de la ‘medicina de precisión’: personalizada, predictiva y preventiva, además de propiciar nuevas investigaciones y proyectos empresariales del campo biomédico.

P.- ¿Qué resultados han aportado las cohortes en otros países?

Nuestro modelo de referencia es la Cohorte Framingham, iniciada en la ciudad de Framingham, EEUU, en 1948. Esta cohorte “cambió el corazón del mundo”, dado que sus resultados han sido esenciales para identificar los principales factores de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares. Como consecuencia de ese conocimiento, se han desarrollado nuevos tratamientos y estrategias de prevención de las enfermedades cardiovasculares que han reducido de forma impresionante la mortalidad por este motivo.

Por ejemplo, la preocupación por el control de los niveles de colesterol y la hipertensión deriva de los estudios realizados en la cohorte Framingham. Actualmente, la Cohorte Framingham sigue con la tercera generación de ciudadanos de esta ciudad de Estados Unidos, por lo que mantiene su actividad desde hace 74 años.

P.- ¿Qué tratamiento reciben los datos médicos de las personas que participan?

Los datos y muestras cedidos se incorporan a una base de datos con el fin de que puedan ser utilizados en la investigación biomédica y son custodiados por IDIVAL cumpliendo estrictamente los principios éticos y las normas legales que garantizan la confidencialidad y seguridad de los datos y los derechos de los participantes. En el caso concreto de los datos médicos, estos se incorporan a la base de datos de Cohorte Cantabria a través de una ETL -Extract Transform and Load, un software que extrae datos, los transforma según las necesidades y los almacena-, que los recoge de las distintas fuentes de datos sanitarios y los normaliza a un lenguaje estándar e internacional, de forma que se puedan analizar en su conjunto.

Asimismo, Cohorte Cantabria cuenta con la colaboración de un equipo médico que se encarga de revisar las analíticas realizadas y contextualizarlas en la historia clínica del participante, de forma que, en caso de hallarse alguna alteración nueva e importante, el participante es informado y asesorado para recibir la atención sanitaria pertinente.

P.- En cuanto a la salud de los cántabros, Cohorte Cantabria ha aportado ya algún dato que se pueda traducir en una tendencia hacia algún tipo de enfermedad o patología?

Por el momento no se han llevado a cabo estos análisis, aún no estamos en el punto de realizar esos análisis y aseveraciones.

No obstante, en cuanto a variables que recogemos y que a los participantes les sorprende, se encuentran los datos socioeconómicos y de la vivienda, como el nivel salarial, el trabajo, los estudios, la referencia catastral, el tamaño de la vivienda, etc, ya que las personas interpretan que estas variables no tienen nada que ver con su salud.

Muy al contrario de esta opinión, los determinantes sociales de la salud son factores importantes, un asunto que se ha visto reflejado en la prensa no hace mucho, incluso a pesar de contar con un sistema de salud público y universal.

Es por ello que Cohorte Cantabria también recoge este tipo de variables, para investigar y profundizar en la implicación de estos factores sobre la salud que permitan en el futuro desarrollar acciones para prevenir las enfermedades.

 

 

 

 

 

 

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