Tania Puche, es directora de Comunicación de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (GANVAM). Para esta profesional, la comunicación es como tender un puente para unir dos orillas. Si ahora mismo le preguntarámos qué esta haciendo desde su responsabilidad en el sector, respondería que está “tendiendo puentes”. Hoy lo explica en en la sección Mujer de Influyentes.
Me gusta la metáfora de que la comunicación es como tender un puente para unir dos orillas. Me resulta una definición muy gráfica que ilustra perfectamente cuál debe ser la labor de un buen gabinete de prensa. O al menos, así es como yo lo concibo.
Puede que sea porque durante mi etapa de periodista me encontré con más de un muro de contención; algo que años más tarde, cuando me pasé “al otro lado” como consultora de comunicación corporativa, siempre tuve presente para tratar de no repetirlo. La gran suerte es que durante mis 15 años de trayectoria en este ámbito, este olfato periodístico formaba parte del ADN de las agencias que fueron mi escuela.
Es cierto que encontrar el equilibrio entre los intereses de las empresas y los objetivos periodísticos no siempre resulta fácil, pero es imprescindible combinar bien las piezas para facilitar la labor de quien, sin duda, será el altavoz y el vehículo para difundir tus mensajes estratégicos.
Y es que sin un buen posicionamiento en medios, adiós capacidad de influencia; un elemento especialmente importante para cualquier entidad que se precie, pero en especial para una asociación empresarial que, además de poner en valor y defender los intereses de sectores económicos clave, debe saber manejarse con las decisiones de las instituciones públicas.
Sin perder de vista este planteamiento, cuyo principal ingrediente -no nos engañemos- es aplicar buenas dosis de sentido común, uno de los retos básicos del área de comunicación de la patronal de la distribución del automóvil no puede ser otro que seguir ganando notoriedad y capacidad de influencia para que la Administración escuche al sector antes de legislar un contexto absolutamente cambiante. Solo así se podrá proteger al tejido productivo, pieza imprescindible para mantener activa la rueda de la economía.
Antes de que llegara la pandemia y nos pusiera patas arriba, la automoción estaba ya inmersa en un profundo proceso de transformación derivado de la digitalización y la electrificación; un proceso que está cambiando la movilidad tal y como la conocíamos para llevarnos hacia un modelo caracterizado por un uso mucho más racional y eficaz del coche, en el que cada trayecto tenga su solución para desplazarse.
Lo que nos toca, por tanto, es definir precisamente el modelo de negocio que se derive de este contexto marcado por la neutralidad climática, la conectividad y el Internet de las cosas y donde la manera de vender, comprar y utilizar el vehículo cambia. Como patronal, debemos acompañar a las empresas de la distribución en esta transición para que puedan seguir manteniendo el nivel de inversión y de empleo. En definitiva, debemos seguir siendo su puente hacia el otro lado de la orilla.
Por eso, desde el punto de vista de la comunicación, debemos ser capaces de hacer ver al conjunto de la sociedad que el sector de la distribución de automóviles no solo está plenamente comprometido con la movilidad limpia y conectada sino que tiene una relación directa con el desarrollo económico y el mantenimiento de los puestos de trabajo. Por tanto, es imprescindible convencer de que el futuro no pasa por demonizar el vehículo, ya que hacerlo, supondría debilitar un pilar económico estratégico para el país. ¿Retador? Sí ¿Apasionante? También.
