Simon Proffitt llegó a España en el año 1985 para aprender castellano. Empezó, “como casi todos”, dando clases de inglés en una academia pero tras unos años en los que consiguió dominar el castellano, pensó en aprovechar su condición de británico bilingüe residente en España y comenzó a diseñar unas rutas en bicicleta por Cantabria y el oriente de Asturias. Proffitt, que conocía modelos empresariales similares en Europa, comenzó a diseñarlo desde Cantabria. La idea se basaba en no hacer un viaje de un solo día, sino un recorrido que dure varios días, normalmente una semana y cambiando de hotel cada día o dos días. En España era una idea que se asociaba con gente joven y tipo mochilero, pero Simon Proffitt sabía que el cliente extranjero suele ser algo mayor y con un alto nivel adquisitivo.
“En España sería bastante impensable ver una mujer mayor de 30 años en una bicicleta de carretera, pero de un grupo de 25 ciclo turistas de Estados Unidos, la mitad serán mujeres. Hacemos muchas rutas en bicicletas de carretera, y los clientes suelen ser de 50, 60 e incluso 70 años y la mayoría de las veces son parejas. Aquí ahora se empieza a ver a alguna mujer o chica joven en bicicleta de carretera, pero hace cinco años no se veía ninguna”, explica.
Así nació Iberocycle, con el objetivo puesto en Cantabria y Asturias, pero el éxito del negocio y el aumento exponencial de clientes obligaron a la empresa a buscar nuevas rutas: Fontibre-La Rioja, Andalucía, Girona, Segovia, Ávila, San Lorenzo de El Escorial e, incluso, Lanzarote, se sumaron a la oferta que había nacido en la cordillera Cantábrica desestacionalizando la oferta gracias a la suma de distintos destinos. Hoy Iberocycle está inmersa en el desarrollo de una nueva ruta por las islas Baleares.
Iberocycle cuenta con clientes en todo el mundo: Reino Unido, Holanda, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Australia… “Mucha gente piensa que un viaje en bicicleta es una cosa para muy aficionados. Nada más lejos de la realidad. Hay viajes para todo el mundo. Desde familias con niños pequeños haciendo pocos kilómetros al día por carriles bici hasta viajes para gente más experimentada. La gente que empieza hacer viajes en bicicleta se engancha. No hay nada mejor que dejar el coche atrás y tener solo la bicicleta. Es simplemente dar pedales y disfrutar mientras el coche nos obliga hacer kilómetros para ver cosas, estresarnos para aparcar etc, la bicicleta es un relax total”, explica Proffitt.
Quien quiera hacer, por ejemplo, la ruta Fontibre-La Rioja, “un trayecto increíble desconocido para muchas personas de Cantabria, que algunos clientes han llegado a repetir hasta 23 veces” contarán con un paquete que incluye la bicicleta, transporte del equipaje entre hoteles de 4 0 5 estrellas y manutención.
La bicicleta eléctrica está suponiendo “una verdadera revolución en el sector del cicloturismo” -explica Simon- ya que permite hacer rutas y viajes con un esfuerzo físico menor acercando a los cicloturistas rutas que entrañan más dificultades y es en este punto en donde Iberocycle está diseñando nuevos productos que permitan trabajar en Cantabria dadas las actuales circunstancias sanitarias. “La COVID-19 ha supuesto un varapalo para nuestro sector, no solo la hostelería está siendo vapuleada, también el sector de agencias de viajes y no toca otra que reinventarse para aportar ofertas atractivas al usuario local”.
Ahora, este inglés de Bolton, se ha marcado un nuevo reto, mostrar Cantabria y comunidades limítrofes a los locales en bicicleta eléctrica. Su último proyecto se llama E-xperience y a través de varias rutas en bicicleta eléctrica, la mayoría de un día y por Cantabria, pero también con rutas de fin de semana con estancia incluida hasta La Rioja, el Canal de Castilla o Asturias, busca enseñar a la ciudadanía de Cantabria lugares de su entorno que no conocían y animar a personas menos experimentadas en el cicloturismo a disfrutar de la bicicleta con la ayuda que proporciona la batería y el motor de la bici.
