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Reinventar el futuro de la educación

John Hennessy, Presidente de Alphabet, la matriz de Google, recoge hoy en Bilbao el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Tecnologías de la Información. 

Hace unos días explicaba  que la IAG (Inteligencia Artificial General), permitirá a la IA ser capaz de hacer lo hace la gente, “generalizar”, lo que supondrá una auténtica revolución que, como efecto negativo, puede acabar con el trabajo de muchas personas.

En este contexto revolucionario que, a diferencia de revoluciones pasadas, avanza mucho más rápido, hay que tener muy en cuenta que está desapareciendo el modelo educativo de acabar los estudios y permanecer en un puesto de trabajo toda la vida. 

Es necesario repensar la sociedad. De nada sirve hablar de digitalización, innovación o sostenibilidad hasta la extenuación, convirtiéndolas en palabras huecas, carentes ya de contenido, hiladas en los discursos para dar sensación de solvencia, de seguridad y de conocimiento del mundo que está por venir, si no se tiene en cuenta la cantidad de personas que se van a ver desplazadas del mercado laboral de no implementarse planes formativos, cuyos objetivos sea formar de manera continuada a los profesionales que vaya demandando el mercado. Se avecina una gran crisis de desempleo que va a ser difícil de atajar.

Hay nuevos perfiles que ya se están demandando y para los que no se encuentran profesionales. Por ejemplo, si se habla de la ciberseguridad: en Alemania, para satisfacer las demandas de la economía en 2023 se necesitarán 700.000 especialistas adicionales en tecnología y big data. A nivel mundial, se prevé que 3,5 millones de puestos de ciberseguridad estén vacantes en 2021. Y para cubrir estos puestos es imposible encontrar a todos los que necesitan, por lo que reciclar a la fuerza laboral existente deberá ser una parte fundamental de la estrategia para ganar la batalla del talento.

Pero es que, además, se necesitan soldadores, albañiles, fontaneros, electricistas… La demanda de personal para trabajos técnicos aumenta en proporción a la carencia de personas formadas en estos oficios. Hoy por hoy, no somos capaces de  actualizar y reciclar a los trabajadores en activo ni de hacer atractivas estas profesiones. 

En definitiva, el problema radica en que la educación no se está acompasando a la realidad de un nuevo mundo que avanza velozmente, en el que todo queda obsoleto en poco tiempo y para lo que es necesaria una gran agilidad y adaptación al cambio.

Con los trabajos emergentes habrá muchas oportunidades, pero se requieren inversiones para que los trabajadores puedan entrenarse y transitar hacia los nuevos empleos.

Centros educativos y de formación, escuelas universitarias, universidades… tienen por delante un amplio campo para el desarrollo de nuevos retos formativos que, desde la infancia, den soluciones a las demandas del mercado y de las empresas. Se necesitan programas formativos, docentes y docencia de alta calidad porque: si todos estamos de acuerdo en que ya nada es lo mismo, ¿por qué seguir haciéndolo todo igual?

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