¿Somos los comunicadores y periodistas españoles tan nefastos como para que la opinión pública no confíe en nosotros y elija o noticias falsas o mensajes de móvil en cadena? En mi opinión no, pero hemos cometido errores en época de pandemia. Uno de ellos ha sido que la información oficial no ha fluido al tiempo que necesitaban los informadores. Los portavoces en la primera ola no han sido los indicados con un escenario superpoblado de uniformes militares, que ha primado la cantidad sobre la calidad de la información, y que en algunas ocasiones han incurrido en contradicciones. Además de que el tempo político ha mandado sobre el comunicativo.
Estamos viviendo una grave pandemia mundial en tiempo real que minuto a minuto va cambiando los conocimientos. Una epidemia de la que no se sabía cómo se transmitía, así pasamos de gotículas a aerosoles. De una grave preocupación por conseguir respiradores en las unidades de cuidados intensivos (UCI) al creerla una infección respiratoria, a ser una enfermedad que afecta la coagulación de la sangre. Las certezas sobre este coronavirus hoy no sirven para mañana. Existe una falta de preparación ante la gestión de la pandemia del Covid-19 debido a que nos estamos enfrentando a una crisis global cambiante de la que estamos aprendiendo cómo se comporta este microorganismo mientras lo combatimos. Esta situación se ha producido a pesar del aviso previo de China y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya que nos encontrábamos centrados en otros grandes riesgos globales.
En este país hemos vivido muchas crisis sanitarias: Talidomida (1963), síndrome tóxico (1981), SIDA (1981), vacas locas (1996), gripe aviar (2004), gripe A (2009), ébola (2014)… Esta crisis del coronavirus nos ha llegado con la comunicación digital de las redes sociales en todo su esplendor que precisan un uso adecuado del lenguaje y una adaptación al público al que van dirigidos. Estos soportes masivos, con una gran capacidad de viralización de mensajes, son fundamentales para que el mensaje llegue a todos los colectivos de la población y que esta se conciencie para conseguir la prevención y frenar el contagio del virus.
El gran error de la comunicación de la pandemia es su politización
El gran error de la comunicación de la pandemia hasta el momento ha sido la politización de los mensajes en los medios de comunicación tradicionales que han mantenido su línea editorial alineándose con el gobierno central o con los gobiernos autonómicos. Los gestores políticos en una crisis con un altísimo coste en vidas humanas han estado jugando a ver quién ganaba las próximas elecciones olvidando que su gestión en para todos los ciudadanos, los que les han votado y los que no. Y por parte de los periodistas de medios han olvidado que su tarea es contextualizar los datos y analizar los hechos de la forma más objetiva posible.
El equipo institucional que se ocupe de la comunicación del día a día de la pandemia covid-19 debería ser interdisciplinar formado por: científicos investigadores, médicos, enfermeras, expertos en Salud Pública, sociólogos, periodistas, comunicadores, economistas, psicólogos, expertos en infografía, etc para llegar a todos los ciudadanos sin olvidar ninguna arista. A los ciudadanos no se les puede mentir u ocultar hechos. Una pandemia de esta clase solo se puede vencer desde criterios epidemiológicos y sanitarios, poniendo a disposición de todas las personas la información sanitaria y los datos de las instituciones de una manera transparente.
Ahora es tiempo de vacunar. Comenzamos a finales de diciembre a distribuir las vacunas con algunas dificultades logísticas. Hay ocho vacunas diferentes preparadas para utilizar en distintas etapas. (Una de ella desarrollada en un grupo investigador del CSIC español). De nuevo la pelea política comienza y los periodistas y comunicadores debemos enfocar cuales son las voces que aportan y reman para salir de esta gran crisis y quienes solo esperan a la memoria de pez de los votantes. Vacunarse es necesario, las vacunas han pasado todas y cada una de las fases de seguridad. Ahora la responsabilidad es que nuestra Sanidad Autonómica nos vacune y esperar con mascarillas, lavándonos las manos frecuentemente y con distancia social a que podamos salir más fuertes y más sabios en todo, también en comunicación de crisis.
Como recomendación apunto a estas indicaciones para superar con buena comunicación una crisis sanitaria:
- Coordinación, cooperación y comunicación entre los diferentes actores responsables de la gestión de la pandemia.
- Comunicar “bien”, ya que esto disminuirá los miedos en la población y disolverá los bulos y fake news, sobre todo en las redes sociales. Además, que es un hecho que genera confianza en los gobernantes.
- Humildad como herramienta para comunicar.
- Eliminar las contradicciones de la ecuación de la comunicación en gestión de la pandemia.
- Honestidad trasladando la realidad a los ciudadanos.
- Preparación de los portavoces encargados de comunicar a la ciudadanía la situación real de la pandemia.
- Situar al ciudadano en el centro de la crisis haciéndole partícipe de la situación, protegiéndole.
- Evitar la politización del mensaje para utilizarlo de propaganda para un futuro rédito electoral.
Virginia Olmedo, (Madrid, 1968) periodista especializada en salud y sanidad. Como comunicadora ha sido 18 años, jefe de comunicación en diferentes hospitales públicos de la Comunidad de Madrid. Vocal de Comunicación de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS).
