Fátima Báñez es una de esas profesionales que llegan a la batalla cuando las cosas están complicadas. En su currículum el hito de haber sido la primera mujer Ministra de Empleo en España y la que más tiempo (de 2011 a 2018) ha permanecido en el cargo. Asumió en 2020, en el peor momento para la economía del país, la gestión de la solidaridad nacida entre un empresariado que tenía razones para planearse sucumbir al pánico pero que optó dar un ejemplo de compromiso social. Hoy preside la Fundación CEOE, una organización que se ha reinventado para dar continuidad a ese flujo de solidaridad que ha cambiado para siempre la percepción que la sociedad tiene de su empresariado. A través de la Fundación apoya el programa de ESADE para el fomento de liderazgo femenino #ChicasImparables que celebra en Santander su edición 2021. Hoy en Influyentes se muestra confiada en que una gestión ágil de los fondos europeos permita ir igualando a todos los territorios en la recuperación que viene.
Los dos ámbitos suman, son complementarios e igual de necesarios. De algún modo, cuando se está en la política, especialmente, cuando formas parte de un Gobierno, tienes una capacidad directa para influir en la economía del país, pero no olvidemos que en un sistema democrático y parlamentario, como el que nos hemos dotado, las decisiones últimas deben ser fruto de un consenso.
En el caso de la Fundación CEOE, permite trabajar en contacto directo con otros entornos y realidades. Por ejemplo, en los primeros pasos de la pandemia mientras los gobiernos debían tomar decisiones rápidamente, especialmente en el ámbito sanitario, nosotros en Fundación CEOE nos dedicamos rápidamente a conectar los recursos disponibles de las empresas con las necesidades que iban surgiendo en la sociedad, como vía desde la que canalizar el compromiso social de nuestros empresarios y autónomos, y con proyectos estratégicos ante la emergencia que se han consolidado y que han puesto siempre a la persona en el centro.
P.- Una de las cosas que la pandemia ha cambiado (a mejor) es la percepción que la sociedad tiene de sus empresarios y empresarias, ¿cuál cree que ha sido el elemento decisivo en este cambio de percepción?
Nuestras empresas han puesto en marcha una acción social sin precedentes. Han liderado solidaridad. Esas muestras de solidaridad por parte de las empresas, y ese compromiso, no son exclusivas de los tiempos de pandemia y vienen de muy atrás, pero en este último año y medio se han hecho más visibles.
Durante la crisis sanitaria, social y económica que vivimos, con los cierres y limitaciones de las distintas administraciones a la actividad de muchos sectores y empresas, se ha visto que la economía ha parado prácticamente en seco. Hemos visto en tiempo real eso que se venía diciendo de que las empresas son fuente de prosperidad y empleo. Hemos sido conscientes realmente de que el tejido productivo de un país es, de la mano de los trabajadores, su corazón, el que hace que la economía funcione. Por tanto, la sociedad ha tomado consciencia de la importancia de la empresa y de su cara más solidaria. Es una buena noticia.
Siempre he mantenido que España ha salido de momentos de dificultad, y ha afrontado el futuro, con el empuje, la capacidad y el esfuerzo de la sociedad española, que ha sido y es un gran activo estratégico de país. Y ahí, como parte de ese capital, están los empresarios: los grandes, las pymes y los autónomos. Su compromiso permite que podamos acelerar la recuperación con esperanza y optimismo.
P.- Recientemente se ha mostrado optimista sobre el ritmo de recuperación económica. ¿Cree que el ritmo será homogéneo en todas las Comunidades?
Es difícil porque las medidas adoptadas frente a la pandemia no han sido simétricas en todas las comunidades y, tomando la crisis económica por sectores, se ve que la peor parte la han sufrido actividades como el turismo o la hostelería, que tienen un mayor peso en unas comunidades que otras. Dicho esto, también es verdad que los mecanismos de ayuda como los ERTE se centran a día de hoy en esas mismas actividades, así que confiemos en que esto, junto con una agilización de las ayudas directas anunciadas y una gestión ágil de los fondos europeos, permita ir igualando a todos los territorios en la recuperación que esperamos durante los próximos años. Necesitamos que esa activación se haga contando con las empresas, que deben ser parte esencial de la recuperación, para que llegue a todos y de la forma más rápida posible.
P.- Las grandes empresas disponen de recursos y personas que pueden destinar a implantar medidas y alcanzar objetivos en RSC pero España es un país de PYMES. Desde su punto de vista como Presidenta de la Fundación CEOE, ¿Cómo valora el compromiso de las PYMES con los ODS? En comparación con las empresas europeas, ¿se puede decir que el empresariado español está comprometido con objetivos como la descarbonización que le están haciendo la vida difícil a muchos negocios?
La RSC es algo que se implementa desde todo el ámbito empresarial, pero tenemos que comprender que, dada la estructura del tejido productivo en España, con una presencia mayoritaria de pymes, no podemos exigir lo mismo a una pyme que a una gran empresa, ya que éstas últimas cuentan con una mayor capacidad económica y estructural para desarrollar e implementar en todos los ámbitos de su actividad económica la RSE.
Sin embargo, debemos poner en valor que la pyme española se ha sumado igualmente al carro de la sostenibilidad. Además, la gran empresa es tractora de las pymes, y ofrece a su cadena de valor esa capacidad para lograr que el sector privado empresarial en su conjunto logre objetivos como la descarbonización.
Sin el compromiso de las pymes, que son una gran palanca de cambio social, y también de nuestros autónomos, sería imposible haber conseguido el impulso que se ha dado en los últimos años a la RSC desde las empresas, porque suponen la amplísima mayoría de nuestro tejido productivo. Es importante, por tanto, reconocer el trabajo de todo el tejido empresarial para impregnar de valores sostenibles a toda la cadena de valor.
P.- Según los datos oficiales, las mujeres en España obtuvieron de media la mejor nota de Selectividad en 14 de las 17 comunidades en los últimos años y en algunas, como Asturias o Navarra, los diez expedientes más brillantes son casi en exclusiva femeninos. Sin embargo, según datos del Ministerio de Educación, tres de cada cuatro matriculados en carreras tecnológicas son habitualmente hombres. Además de excelentes iniciativas como Chicas Imparables ¿qué más puede/debe hacer la sociedad para frenar el desperdicio de talento?
Creo que el trabajo que está realizando la consultora 50&50 capitaneada por Gloria Lomana es muy importante. Tenemos que seguir trabajando por acelerar la igualdad y la diversidad, generando liderazgos innovadores y sostenibles, además de conseguir que cada vez entren más mujeres en las carreras STEM. Para ello, debemos dar más visibilidad a las mujeres líderes en este sector, para eliminar los sesgos en la sociedad y ofrecer referentes a las niñas y a las jóvenes.
Por otro lado, debemos impulsar programas de igualdad para las empresas y cursos de formación para las líderes del futuro, con el fin de demostrar que la igualdad no es un asunto únicamente de mujeres, sino una causa justa que interpela a toda la sociedad. Además, también debemos fomentar eventos que visibilicen el liderazgo femenino. En definitiva, implicar a la sociedad, empoderar a las mujeres para que lideren el cambio, educar en la igualdad, apasionar por la tecnología, apoyar a las empresas, visibilizar el liderazgo femenino y dar autoestima a las generaciones del futuro.
