Influyentes Cantabria

Cantabria, una de las tres únicas Comunidades que cree que el cambio tecnológico es destructor neto de empleo

Los españoles han confesado a la Fundación COTEC los sueños y las pesadillas que les produce la innovación. El auge reciente de la Inteligencia Artificial (IA), acelerado con tecnologías emergentes, como ChatGPT, no parece asustar, por ahora, a los españoles. La mayoría de los ciudadanos (51%) confía en que la revolución tecnológica creará más empleo del que destruya. Y también son mayoría los que creen que la tecnología reducirá la duración de la jornada laboral (56%), mejorará la conciliación entre vida privada y laboral (53%) y reducirá la brecha de género en el empleo (53%). Pero hay excepciones. Tres Comunidades, una de ellas Cantabria, opina que el cambio tecnológico es destructor neto de empleo. 

¿Cree VD. que la pérdida de puestos de trabajo derivada de la automatización se compensará con la creación de otros nuevos? Esta es la pregunta que un año después, COTEC ha vuelto a hacer a los españoles. Y un un 4, 5% más que el año pasado ha respondido que no.

Y ello pese a que el 53,1% de los cántabros cree que su trabajo actual o el último que ha realizado,  no podrá ser sustituido en los próximos 15 años por un robot.

La desconfianza frente a la tecnología como motor de desarrollo es significativamente mayor en las zonas rurales. El 42,5% de la población que habita las zonas rurales de Cantabria no se fía de las promesas económicas que les pueda traer la innovación.

Curiosamente, casi todas las Comunidades y Cantabria entre ellas, creen que su territorio no se encuentra entre los tecnológicamente más desarrollados del país. La excepción son Madrid y el País Vasco.

ROBOTS QUE VIENEN A QUITAR EL TRABAJO A LOS OTROS

Preguntados por la amenaza para el empleo que representan los robots, los algoritmos o la IA, salta la sorpresa. Dos tercios (63%) de la población activa opinan que la mayoría de los puestos actuales serán sustituidos por máquinas en un plazo de 15 años, pero cuando se les interroga en particular por su propio trabajo, solo un 12% piensa que las tareas que desempeña podrán automatizarse.

La autoconfianza frente a las máquinas varía mucho además en función del trabajo que se realiza. Creen más en que los robots y las máquinas de ningún modo podrán hacer su trabajo de aquí a 15 años quienes desempeñan empleos que implican tratar con personas (64%), que los que manejan máquinas (54%) o se dedican a procesar información (48%).

¿Y cómo nos estamos preparando para afrontar ese futuro mercado laboral automatizado? De nuevo surge una aparente contradicción. Son amplia mayoría los trabajadores que opinan que si bien la sociedad española no se está preparando bien para encarar ese futuro (70%), ellos sí lo están ya (61%).

Es preocupante, en todo caso, que un 34% de la población activa, cerca de siete millones de trabajadores, declare no sentirse capacitado para competir en un mercado laboral dominado por la tecnología. Esta percepción negativa está estrechamente ligada al nivel de estudios. Dicen no sentirse capacitados para ese futuro laboral el 61% de los que no tienen estudios, el 40% de quienes tienen estudios medios y el 22% de los que tienen estudios superiores.

También es mayor el pesimismo sobre las propias capacidades laborales tecnológicas entre las mujeres trabajadoras (39%) que entre sus compañeros (29%). Las mujeres, por cierto, también confían mucho menos que ellos en que la tecnología va a reducir la brecha laboral de género (39% frente al 48%).

La confianza en que el sistema educativo esté preparando bien a las futuras generaciones de trabajadores para ese mercado laboral dominado por la tecnología alcanza en la encuesta su mínimo histórico (15%), cinco puntos porcentuales menos que un año atrás.

LA INNOVACIÓN, EN POSITIVO

El 76% de los encuestados percibe la innovación como un fenómeno positivo. En cambio, la percepción de España como un país en la media de la UE en innovación ha caído 12 p.p. en cinco años (47% en 2022). La distancia entre los que ven bien a España en innovación y los que sitúan a su país en el furgón de cola europea ha caído desde 2017 de 26,2 p.p. a tan solo 2,6 p.p. (44% en 2022).

En solo tres años, marcados por la pandemia, entre 2019 y 2022, ha bajado también en 10 p.p. la percepción de las grandes empresas españolas como organizaciones innovadoras (38% en 2022). Ocho de cada 10 españoles ven también insuficiente la inversión pública española en I+D+I, un dato que se mantiene estable en el tiempo, si bien se disparan los que están “muy de acuerdo” con esto.

En cuanto al impacto de la innovación tecnológica, por primera vez desde 2018 se reduce la diferencia entre los que creen que el cambio tecnológico genera desigualdad social (51%) y los que no (29%).

Comparte:

Scroll al inicio