España es la 8ª potencia mundial agroalimentaria y solo en Cantabria supone el 22% del PIB. A finales de 2020 daba empleo a 966.600 personas y hoy su transformación hacia la sostenibilidad es todo un reto. La escalada de precios, la disrupción de las cadenas de suministro y la invasión de Ucrania por parte de Rusia están frenado los avances en sostenibilidad logrados hasta el momento. Hoy te contamos las claves del informe ‘La transformación sostenible del sector agroalimentario’ realizado por Woman Action Sustainability (WAS) y KPMG.
Todos estos factores más el alza generalizada de los precios han tensado las cadenas de suministro de las empresas en todo el mundo, que están centrando sus esfuerzos a corto plazo en mejorar su eficiencia y gestionar sus costes, y han dejado en un segundo plano su transformación y digitalización.
En los últimos años, el desarrollo sostenible está en las agendas políticas y sociales como una prioridad. El incremento del interés de los consumidores por productos más saludables y por procesos de producción y elaboración sostenibles es un hecho.
Pero en el contexto inflacionista actual, la relación calidad/precio es una variable determinante en las decisiones de compra. Al disminuir la capacidad adquisitiva, disminuyen también las opciones de compra más sostenibles o de producción más responsable.
En el informe llevado a cabo desde Woman Action Sustainability (WAS) y KPMG, ‘La transformación sostenible del sector agroalimentario’, en el que participaron distintas empresas referentes del sector agroalimentario se detectan sectores como el de los jóvenes, que está más dispuesto a afrontar un sobreprecio por un producto sostenible y cuestiones como que el consumidor post pandemia tiene más en cuenta cuestiones como la salud, la nutrición y el uso eficiente de los recursos.
El reto está en que el consumidor sea capaz de comprender y asimilar todos los esfuerzos que está realizando un sector que dispone de los argumentos necesarios para ser reconocido como un pilar fundamental de la sociedad en: su labor esencial de abastecer a toda la población, la importancia de la salud, nutrición de las personas, dinamización del medio rural, generación de empleo, impacto demográfico en las ciudades, acciones contra el desperdicio alimentario, regeneración en el medio ambiente y economía circular, entre otros.
¿Qué pueden hacer las empresas agroalimentarias? Comunicar con rigor, extrospección, claridad y lograr posicionamiento en los foros de debate y medios de comunicación.
Otros retos a los que se enfrenta el sector agroalimentario español en el ámbito de la transformación competitiva y sostenible son la gestión de residuos y la economía circular, que engloban varios de los desafíos actuales para el sector.
Los elementos necesarios para afrontar estos retos son siete:
1.- Informar al consumidor sobre los esfuerzos que se realizan para poner a su disposición productos sostenibles y su implicación en la cadena de suministro.
2.- El avance conjunto de todos los miembros de la cadena de valor. No puede quedarse atrás ningún productor o pequeña empresa.
3.- Una correcta trazabilidad del producto que permita seguir el rastro del artículo en cualquier etapa de producción, transformación o distribución.
4.- La conciencia del consumidor no solo a la hora de adquirir un determinado producto, sino extendida hacia una modificación en sus hábitos de consumo.
5.- La creación de alianzas estratégicas como clave para avanzar.
6.- La unificación de los criterios del etiquetado de productos.
7.- La incorporación de la innovación e investigación hacia estrategias de producción más sostenibles sin perder de vista la viabilidad económica y la competitividad.
¿Y qué frena la transformación sostenible del sector? Las inversiones necesarias en el corto plazo para una producción más sostenible, las dificultades de financiación, la falta de apoyo a las PYMES y la resistencia al cambio.
La pieza clave para lograr modelos de producción más sostenibles pasan por la innovación y la digitalización, si bien su coste se convierte en uno de los principales frenos para llevarla a cabo.
Además, la situación provocada por la pandemia, la escasez de materias primas, los conflictos geopolíticos y el alza generalizado de los precios han tensado las cadenas de suministro de las empresas en todo el mundo, que están centrando sus esfuerzos a corto plazo en mejorar su eficiencia y gestionar sus costes, y han dejado en un segundo plano su transformación y digitalización.