Las ventajas de saber dar al «PAUSE»
Vivimos en un mundo frenético, donde todo parece ir a la velocidad de la luz. Inmersos en un cortoplacismo con objetivos y resultados esperados a semanas vista.
Incluso las relaciones humanas parecen estar expuestas sin remedio a este «usar y tirar» que nuestro entorno digital nos ha malacostumbrado.
Y es que parece que todo vale en esta frenética carrera hacia la nada que nos lleva a actuar en ocasiones como pollos sin cabeza, deshumanizando estrategias y políticas en organizaciones sin alma pero sí con mucha prisa por llegar primero, no se sabe muy bien a donde.
En este contexto de máxima competitividad, de caos y volatilidad en los negocios, se hace más necesario que nunca PARAR, frenar… darle al «pause» y reflexionar sobre nuestras propias acciones, nuestro propósito como seres humanos, y nuestro papel como líderes en las empresas modernas.
La Responsabilidad Social Individual
La llamada Responsabilidad Social Individual (RSI) es la otra cara de una misma moneda pero en su versión más humana. Se trata de una obligación que todos tenemos, como seres de este mundo globalizado al que pertenecemos, de actuar alineados con un propósito mucho más elevado en su objetivo que el mero hecho de convertirnos en profesionales con un grado de desempeño óptimo dentro de nuestra organización.
Cada vez es más frecuente encontrar ofertas de empleo y descubrir procesos de selección, en donde este código ético se convierte en condición «sine qua non» para poder aspirar a convertirnos en candidatos adecuados para una compañía.
Porque el mundo de los negocios vive un proceso de revisión de principios y valores como nunca antes se había visto, que está exigiendo a compañías de toda condición trabajar decididamente en el diseño de estrategias reales de impacto en su entorno y en sus personas, con la ejecución de acciones efectivas que vertebren la cultura y se hagan visibles ahí fuera, y que no solo puedan «pintarse» en un papel con propósitos y códigos bienintencionados y protocolarios.
En este nuevo cambio de modelo, la responsabilidad social de cada uno de nosotros, trabajada con coherencia y propósito real, juega un papel trascendental de cara a nuestra empleabilidad interna y externa, ya sea para aspirar a promocionar internamente a roles más ambiciosos dentro de la organización a la que pertenecemos, o a convertirnos en candidatos atractivos en el mercado de trabajo.
El Impacto Social de la empresa moderna
Cada vez son más las empresas que trabajan en conseguir un impacto social positivo en su entorno, con sus personas, con el medio ambiente, diseñando políticas y estrategias que giran entorno a la sostenibilidad, a los planes de inclusión e igualdad real, a su compromiso con la sociedad, a elaborar compromisos éticos de actuación hacia fuera y también, y sobre todo, hacia dentro.
Compañías modernas que están comprometidas en contribuir, en definitiva, en hacer de este mundo un entorno más habitable, y a tratar a sus personas como lo que son, lo más importante que cualquier organización posee para conseguir alcanzar una competitividad en el mercado y una viabilidad a largo plazo.
Liderazgo ético
En este contexto surgen nuevas forma de liderar, de dirigir, de abanderar proyectos y empresas, que sin duda, tienen que estar ligados a estos compromisos y códigos anteriormente comentados.
El liderazgo ético es un «debe» en las nuevas formas de diseño de estrategias de «management», por lo que ya no solo se hace imprescindible dirigir con «cabeza» y «corazón» en su justo equilibrio, ese lider coach que acompaña, empodera, desarrolla y sirve de ejemplo a sus equipos, sino que desde hace algún tiempo se hace preciso, además, que este liderazgo esté impregnado de esta ética en los negocios, en la gestión con su gente, en las relaciones con sus proveedores y clientes.
El líder moderno debe de alinearse con su compañía en este objetivo, liderando con integridad, transparencia y respeto hacia los demás, tomando decisiones y actuando en consecuencia con valores morales y éticos que se rijan por el bienestar y la justicia para todos los miembros de su organización, de su comunidad y de la sociedad en general.
Cuenta atrás
No hay más opción, el mundo va por aquí, y se irá consolidando con el tiempo esta tendencia.
Estaréis pensando que todavía existen organizaciones que todos conocemos que están a años luz de esta nueva forma de liderar, de actuar, de trabajar su propósito con visión ética, de responsabilidad social, trabajando en principios y valores reales, en inclusión, en políticas de igualdad.
Sí, todos conocemos mastodontes enquilosados en un pasado que ya quedó en el olvido, y están en tierra de nadie, en un presente que no les pertenece.
Será cuestión de tiempo. Tic Tac… cuenta atrás.
En nosotros está adaptarnos a este nuevo entorno y liderar con visión de negocio – no estoy hablando de otra cosa que no sea retorno económico e impacto en cuenta de resultados – para no quedarnos retratados como personajes en blanco y negro de esos cuadros ochenteros que adornas las paredes de nuestra adorable abuela.