El 3% de la población, es decir, 1,4 millones de personas en España, tiene problemas de salud mental graves. 340 000 están en edad de trabajar pero no lo tienen fácil. Por eso la Fundación Adecco acaba de publicar “Entrevistar bien, adaptar mejor: una ruta hacia la inclusión”, el manual que explica cómo realizar una entrevista, adaptar un puesto de trabajo, mejorar la forma de abordar la salud mental o fortalecer la sensibilidad en torno a personas capaces pero en ocasiones estigmatizadas.
Crear entornos proclives a la inclusión. Esa es la clave que propone la Fundación Adecco a la hora de abordar la enfermedad mental en la empresa. Una clave que en el caso de personas con discapacidad psicosocial pasa por no encasillarles en un tipo de empleo, no caer en generalizaciones ni en valoraciones sobre la salud mental o no preguntar en las entrevistas de trabajo por la medicación o los ingresos hospitalarios.
La guía, cuyo objetivo es inspirar a las compañías a través de ideas, experiencias, consejos y buenas prácticas que les ayuden a diseñar su propia ruta hacia la inclusión, recomienda no realizar ninguna pregunta que no esté relacionada con el desempeño y no confundir persona con enfermedad porque un diagnóstico no hace que dos sean iguales entre sí.
Quienes se estén preguntando qué puede hacer una empresa para impulsar la contratación de personas con discapacidad psicosocial van a encontrar recomendaciones como:
- Sensibilizar a la plantilla, empezando por el Comité de Dirección. El desconocimiento y la indiferencia conducen a ideas negativas y estereotipadas sobre la salud mental, que construyen una barrera para la contratación de estos profesionales. La idea es deshacerse de las ideas preconcebidas sobre las personas con problemas de salud mental (baja productividad, escasa autonomía, conflictividad o empeoramiento del clima laboral), que no se basan en hechos objetivos, sino en sesgos inconscientes.
- No asociar un diagnóstico a las capacidades de una persona. Una esquizofrenia, una depresión o un trastorno de la personalidad no merman el talento ni las competencias de un profesional. En este sentido es importante no caer en generalizaciones ni en valoraciones absolutistas sobre la salud mental (un diagnóstico no hace que dos personas sean iguales entre sí).
- No encasillar a las personas con diagnóstico de salud mental en un tipo de empleo concreto. Es cierto que el trabajo puede tener una influencia en la salud mental dependiendo del nivel de estrés que pueda generar, pero no hay posiciones específicas para alguien que haya pasado por problemas de salud mental: todo depende de su formación, preparación, valores y actitudes.
- No presuponer que las personas con problemas de salud mental no tienen margen de recuperación. Está demostrado que el apoyo del entorno es fundamental, tanto desde el punto de vista clínico como desde la perspectiva del acompañamiento social. Además de la medicación, existen otro tipo de recursos que ayudan a la recuperación de la salud mental como el entrenamiento de las soft skills o el acceso al empleo, en el que la persona se siente realizada y amplía su círculo social. Es más: el empleo, cuando se desempeña en unas condiciones favorables, protege la salud mental de las personas, previene las patologías mentales y tiene un valor terapéutico y estabilizador.
- En las entrevistas de trabajo, no realizar preguntas que cuestionen la valía del trabajador debido a su discapacidad psicosocial. Por ejemplo qué medicación toma o si ha tenido ingresos hospitalarios. Estas preguntas generan una gran distancia con la persona entrevistada y perpetúan el estereotipo. En otras palabras, no debe formularse ninguna pregunta que no esté relacionada con el desempeño.
- Compartir experiencias exitosas de inclusión laboral de personas con discapacidad psicosocial para ayudar a derribar los citados estereotipos y favorecer que las buenas prácticas sean extensibles a otros departamentos y organizaciones.
“Entrevistar bien, adaptar mejor: una ruta hacia la inclusión” es fruto de un intenso trabajado coordinado por la Fundación Adecco y que se ha apoyado en cuatro pilares fundamentales: el informe de salud mental y empleo desarrollado por la entidad en 2021, 7 focus group en los que han participado 29 personas de diferentes empresas, un “consejo de sabios” formado por asociaciones que trabajan estrechamente con personas con problemas de salud mental (Fundación Buen Samaritano, Línea de rehabilitación psicosocial de Hermanas Hospitalarias, Grup Exter, AMAFE, Walk Rehabilitación y Desarrollo Integral, Fundación Manantial, INTRESS, GRUPO 5 y ASAM), así como las empresas que apoyan el Proyecto de Empleo y Salud Mental de la Fundación Adecco: Aceinsa, Alten, Bausch&Lomb, Boomerang, Copasa, doValue, Generali, Grupo HNA, Talgo y Thomson Reuters.