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¿Tiene sentido seguir apostando por la Economía de las Canas?

En enero de 2020, la Silver Economy, definida por la UE como la actividad económica orientada a personas mayores de 50 años o a sus familias representaba el 25% del PIB europeo. Grandes esperanzas estaban depositadas en las oportunidades de un mercado nacido del envejecimiento de la población y que se preveía iba a sostener casi el 38% de los empleos europeos en 2025. La empresa veía el futuro en las personas con pasado y los datos avalaban la apuesta: el 40 % de los seniors españoles ingresa más de 3.400 euros al mes mientras que cuatro de cada diez millennials no llegan a mileuristas. Una pandemia después ¿tiene sentido seguir apostando por la economía de las canas?

Hasta marzo de 2020, los mayores estaban a punto de convertirse en mayoría demográfica y en el perfil de cliente soñado. Desde la banca hasta la alimentación, pasando por el sector inmobiliario o los viajes, la empresa comenzó a “silverizar” sus productos y servicios.

Ciudades, viviendas adaptadas, cosmética específica, hipotecas inversas, robótica para la vigilancia y acompañamiento de personas solas, el tejido empresarial dejó de mirar a los jóvenes y se enfocó a los nuevos seniors.

En un mundo que la pandemia ha vuelto loco, ¿es sensato continuar considerando la economía de las canas como la tierra de las oportunidades para la empresa? Rotundamente sí, para el sociólogo Juan Carlos Alcaide, uno de los mayores especialistas de España en economía de las canas.

El consultor, conferenciante y autor entre otros de Silver Economy. Mayores de 65: el nuevo target, opina que más que nunca, la economía que trabaja por y para los mayores, es la única solución para paliar las deficiencias del sistema que el COVID ha dejado al descubierto.

Sin embargo, hoy Alcaide reserva un lugar de más peso a una de las variables en la ecuación del negocio orientado a cubrir las necesidades de los mayores: la ética.

A su juicio “la orientación empresarial hacia el aprovechamiento de la oportunidad que brinda el envejecimiento se acelerará en los próximos años, meses quizá”. Sin embargo “la pandemia originada por la COVID-19 está removiendo nuestros cimientos como civilización, está reduciendo la esperanza de vida y nos obliga a replantearnos el trato que damos como sociedad a los mayores”.

Juan Carlos Alcaide apuesta por el emprendimiento, la tecnología de alto impacto social y la colaboración público-privada e identifica siete urgencias para mejorar la longevidad tras la pandemia que abren a su vez puertas al desarrollo de negocio.

La primera de ellas, combatir la soledad de los mayores con sistemas de inteligencia artificial, big data, sensórica y domótica. En segundo lugar, implantar sistemas de e-health, mejorar la atención clínica y sanitaria, optimizando los procesos relacionales y de cuidados con sistemas de teleasistencia y telemedicina, e incorporando sistemas robóticos cuando sea posible y beneficioso para las personas mayores en aras de combatir la fragilidad y deterioro cognitivo.

La apuesta por las soluciones domóticas se perfila a su juicio como tercera vía de desarrollo de negocio. En este sentido destaca la necesidad de soluciones “amigables y usables”, para mejorar la experiencia de vida de los mayores en residencias, centros sociales, centros de geriatría y cualesquiera dependencias en que sea posible.

Alcaide sugiere a las empresas explorar las posibilidades de servicios vinculados al uso de datos (big& smart data) para lograr modelos predictivos, mejoras en la prevención sanitaria, personalización etc.

También identifica una necesidad/oportunidad la aplicación de tecnologías” a frenar, incluso revertir, el envejecimiento en el marco de la llamada juvenescencia, para demorar la dependencia y prolongar la vida de calidad”.

Parece claro además que la movilidad de unos mayores con cada vez más esperanzas de mantener su autonomía personal será un campo de desarrollo de nuevos productos en el que, con pandemia y sin ella, las empresas que creen herramientas, desde el exoesqueleto hasta vehículos autónomos, van a encontrar en la economía plateada, un futuro dorado.

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