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Y a usted ¿Qué superpoder le hace único?

Javier Peláez Guerrero es Director de Talento, Comunicación interna y Desarrollo de Personas de Holding AXPE Consulting IT. Conferenciante y Docente Universitario. Nuestro colaborador entra en febrero con este nuevo podcast.

 

 

El increíble Hulk

Todavía me acuerdo de aquellas tardes de pánico que pasaba en mi casa viendo en la pantalla de la tele horrorizado con mis ocho o nueve años, las aventuras de aquel tipo normal que por arte de magia se convertía en un ser espeluznante, un ser humanoide enorme de piel verde, corpulento y musculoso que poseía una gran fortaleza física.

Aquel hombre retraído físico, frágil, debilucho y tímido al que le costaba relacionarse con el mundo, se convertía de repente y por efecto accidental de los rayos gamma, en el increíble Hulk  y que a un servidor todavía le persigue ese recuerdo de niñez con el regocijo y tortura de mis “adorables hermanas” a las que debo todo aquel derroche de buenas “praxis” en la educación de su querido hermano. No se lo perdoné nunca.

Pero mi venganza se iba a servir bien fría… nunca mejor dicho, con la nata bien cuajadita de la leche del desayuno en su punto, y mis carreras persiguiendo por el pasillo sus fobias a tan adorable alimento. Unas por otras.

Y es que a lo largo de la historia del cine, del comic y de la mitología histórica en general, han existido héroes de toda condición, encargados de una misión única, trascendental, tocados por una barita mágica, destinados a protagonizar un destino incomparable que dioses de diferente condición les habían encomendado.

Nunca he sido yo mucho de este tipo de aventuras ni de series, ahora que parecen estar nuevamente de moda, quitando a los clásicos sempiternos de mi quinta, aquel Batman con su pedazo de “carro” volador, o la araña trepadora a la que últimamente la industria de Hollywood nos ha vendido con una nueva versión más oscura y tenebrosa (oiga, ¡me niego!), y qué decir de aquel periodista a tiempo parcial dedicado a salvar al mundo de los malvados gracias a su habilidad como ser volador.

A cada uno de estos héroes de leyenda, les caracterizaba una cosa que, fíjese lo que es la vida, les humanizaba mucho más de lo que a priori pudiera pensarse: todos ellos poseen un superpoder que empleaban para diferenciarse del resto de sus semejantes, una habilidad que los hacía especiales y que por tanto, les convertía en únicos, en irrepetibles, en admirados.

Los superpoderes y la especialización profesional

Tengo que confesarle una cosa. A lo largo de estos veinte años de profesión gestionando, seleccionando y desarrollando centenares de personas, les puedo asegurar que he tomado contacto con muchos héroes sin capa pero con superpoderes, personas de carne y hueso, que aun sin ellos saberlo, guardaban en su interior, en lo más profundo de su ser en ocasiones, una gran superpoder que los distinguía del resto.

Y esto siempre me ha llevado a una contundente conclusión, y es que todos nosotros, usted y yo, las personas con quienes conviven a diario, su esposa, su marido, su mejor amigo, su hermana… todos, guardamos el tesoro más poderoso que un profesional puede tener: nuestro super poder personal e intrínseco que nos hace diferentes al resto.

Nuestra habilidad para pintar, nuestra capacidad para retener como nadie en nuestra memoria, nombres, números o lugares; la habilidad para relacionarnos como nadie y movernos como pez en el agua en actos y eventos; esa capacidad de cantar o recitar; o aquella que por desgracia nunca fui capaz de heredar de mi padre, la habilidad para hacer y crear cosas con las manos, ya sea montando una mesa sin que se caiga (sé de lo que hablo), azulejando un baño o blanqueando una fachada. Lo que sea.

Piense por un instante, ¿A caso es capaz de afirmar que no tiene algo de lo que sentirse especialmente orgulloso? ¿Alguna cualidad, habilidad o destreza que siempre le ha distinguido del resto de compañeros de trabajo, en su equipo de futbol, dentro de su club de lectura?

De esto precisamente va el mercado de trabajo. De conocer (-nos), de ofrecer y de poner en valor nuestro superpoder, para hacernos atractivos ahí fuera, en un entorno exigente, masificado y caótico, que está inmerso en una transformación constante repleta de obstáculos y barreras que superar.  Un mercado ansioso por encontrar talento, personas con esas destrezas únicas que puedan aportar valor en las organizaciones y que destaquen de la mediocridad que supone “el mundo feliz” del “open to work” y de la zombificación de los iguales, de los copia y pega, sin ninguna propuesta diferencial.

Los peligros de ser uno más

El entorno laboral que vivimos exige de nosotros una especialización que nos distinga del resto, que nos haga únicos. Pero en España no siempre ha sido así, desgraciadamente.

En una conversación informal que recuerdo como si fuera ayer, hablando con un buen cliente alemán, salieron a colación las carreras universitarias que estudiamos en España. “¿Ingeniería Informática? Pero en qué especialidad Javier”- me preguntaba sorprendido mi querido amigo germano – “En todas”- me apresuré a decirle, como queriendo sacar pecho de lo atractivo que para la “marca España” este tipo de materia generalista inabarcable suponía.

“Mi querido colega” – respondió con una medio sonrisa, educada, pero sin duda clarilocuente “Eso es imposible amigo, eso es imposible saberlo todo. Es como no aprender nada”.

Y es que ya hace muchos años que en otros países de nuestro entorno, la especialización ha venido marcando las pautas de los planes de estudio, incluso potenciando las denostadas formaciones profesionales que han permitido abastecer de personas talentosas el tejido industrial y empresarial, y que han tenido muy claro que para poder aportar valor primero tenemos que ser capaces de saber específicamente en qué, en un oficio o una profesión, y que lo contrario, es una temeridad inabarcable y en exceso generalista, que un país latino como el nuestro, ha tenido por norma demasiado tiempo.

Pero esos tiempos han llegado a su fin, o al menos tienen las horas contadas. Cada vez son más las organizaciones que demandan especialidad a sus candidatos, cada vez más los planes formativos de estudio que ponen el acento en una área específica y delimitada de conocimiento, y que han tenido que adaptarse a las exigencias de un mercado dinámico y en constante transformación que demanda profesionales cada vez más expertos, preparados, y con super poderes claramente identificables.

Y estos superpoderes no solo vienen de la mano de unos estudios superiores específicos de primer nivel, certificaciones y master de especialización incluido en una business school de renombre, que también, sino de la mano de lo más importante que una persona puede aportar en su entorno social y de trabajo: su óptimo desarrollo en las soft skill que  le identifiquen como especial, como única, con respecto al resto de candidatos internos o externos en los procesos de promoción o selección, o en la elección de uno u otro proveedor y colaborador en aquellas relaciones más comerciales y de servicios.

No lo dude, el mercado laboral busca héroes con superpoderes. Y créame, todos y cada uno de nosotros posee alguno que nos convierten en personas únicas, irrepetibles. Solo es cuestión de trabajarlos y desarrollarlo para que no se “oxiden”, y de plantear estrategias adecuadas para darlo a conocer y que el resto del mundo sea consciente.

No olviden la acertada frase de “tan importante es ser como parecer” y en la era del marketing a dolor en la que nos encontramos, no duden en focalizar su energía en ambas.

Los recursos alternativos

Pero no olvidemos una cosa importante. Todo lo comentado sobre la necesidad de especializarnos y buscar nuestra propia esencia que nos permita distinguirnos del resto, no estará reñida jamás con lo que he dado en llamar “salvavidas” laboral, que nos permitirá salir a flote cuando el barco se esté hundiendo, y de esta forma no morir ahogados cuando la cosa se ponga fea (que se pondrá en algún momento): los llamados “recursos alternativos”.

Es decir, ese conjunto de conocimientos, habilidades y competencias de diferente naturaleza, que nos permiten tener una capacidad de desempeño diferente al habitual, adquiriendo de esta forma una adaptación y versatilidad muy altos, y que nos posibilitará, y esto es lo importante, asumir nuevos roles y funciones e incluso profesiones, de manera rápida y no traumática, cuando el temporal del ciclo económico X o Y nos lleve por delante y nuestra profesión pierda todo su sentido y protagonismo.

No podemos subestimar la importancia de esta capacidad, más aún en un entorno caótico, dinámico e imprevisible como en el que nos movemos, donde mañana podemos encontrarnos con la desagradable sorpresa de padecer una nueva crisis en nuestro sector, ya sea trabajando por cuenta propia o contratado para un tercero.

He visto demasiados barcos naufragar, y por desgracia, demasiadas horas invertidas en acompañar en su tragedia particular a muchas de sus víctimas.

Si me permite un breve consejo. Trabaje desde ya en su propia supervivencia, desarrollando unos superpoderes que le hagan único, pero sin olvidar jamás que la vida puede cambiarles en un segundo y todo lo que parecía eterno, se derrumbe como un azucarillo.

 

 

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