Influyentes Cantabria

Juan Artega: El santanderino que impulsa la transformación empresarial en México

El santanderino Juan Artega no sabe si escogió México o México le escogió a él, pero recién licenciado se fue en busca de un primer trabajo y acabó por contribuir a hacer de Llorente y Cuenca la primera agencia de comunicación del país en el que ya lleva 15 años y al que asegura que “o te aclimatas o te aclimueres”. Hoy, a su faceta de comunicador suma la de empresario al frente de Why Transformation y lo cuenta en Lo Mejor de Influyentes.

Emigré a México hace casi 15 años, sin saber muy bien qué me encontraría, con media maleta llena miedo y la otra mitad de ilusión. Tenía 25 años, era muy joven, alocado, ingenuo, inmaduro… iba con mi título de periodismo bajo el brazo y la experiencia que había logrado en medios locales y pequeños emprendimientos que había hecho para curtirme en el mundo del periodismo y la comunicación. “¿Por qué México?”, a veces me preguntan, a lo que suelo responder: “¿Y por qué no?”. Quería salir de mi zona de confort, de mi pequeña y maravillosa Santander, conocer un gran escenario, una gran ciudad en plena ebullición, un maremágnum en el que aprender y desarrollarme; a priori, el destino era lo de menos, solo quería salir y experimentar y México siempre tuvo lazos muy estrechos con España y Cantabria. Con el tiempo, me di cuenta de que México no fue una casualidad, es un país que derrocha aromas, sabores, colores, paisajes, alegría… “Mi casa es tu casa” se suele decir en México a todo el que llega de fuera, una frase que es más que una cortesía, es una declaración de intenciones.

Eso no implica que el flechazo estuviera exento de dificultades, como buena telenovela mexicana. A mi llegada al país estaba sin trabajo y me ofrecieron irme a Tijuana como corresponsal para un periódico, pero sin contrato, como “freelance”. Siempre admiré a los corresponsales y alguna vez fantaseé con ser uno, sobre todo cuando hacía prácticas en el periódico El Correo, en Bilbao, donde tuve la suerte de poder recibir las notas que enviaba una de las periodistas que más admiro, Mercedes Gallego, que en aquellos años arriesgaba su vida en la Guerra de Irak. No sé si fue el miedo o el sentido común, pero en aquel momento decidí que no quería que mi familia viviera con el Amén en la boca a 10 mil kilómetros y, por eso, me enfoqué en la comunicación, donde creo que también se puede hacer un gran aporte a la sociedad.

Era el año 2006 y España todavía vivía embriagada en su burbuja de ladrillo, así que era raro encontrarse a un español en México buscando una oportunidad laboral, pocos salían de un país próspero a otro que apenas empezaba a dejar atrás 70 años de hegemonía de un mismo partido político. En ese contexto, logré la oportunidad que tanto ansiaba. Comencé ayudando a internacionalizar una agencia de comunicación de Bilbao, Docor, donde asesoraba a PyMES españolas que también iban aterrizando y a organismos e instituciones que veían en la comunicación una oportunidad de incidir en la opinión pública mexicana, que estaba ávida de conocer tendencias de otros países.

Una pieza imprescindible en este rol fue mi esposa, a la que conocí a las pocas semanas de llegar, que me daba muchos consejos y me repetía una frase llena de humor, pero también de sabiduría: “México no va a cambiar por ti, eres tú el que se tiene que adaptar, aquí o te aclimatas o te aclimueres”.

Cuando salimos de nuestro país, los emigrantes siempre cometemos el error de comparar origen y destino, algo que si se enquista puede generar una gran frustración. La vida me ha enseñado que cada lugar, cada momento, es diferente y único, la ciudad de Santander que yo dejé hace 15 años y recuerdo idealizada ya no existe, al igual que el México de hoy poco se parece al que me encontré y seguramente sea muy diferente al que han vivido otros.

En 2008  entré a formar parte de LLORENTE & CUENCA, ahora LLYC, que es una de las grandes escuelas donde aprendí y evolucioné en el mundo de la reputación, la comunicación, los asuntos públicos, el marketing, la estrategia empresarial… en aquel año, la firma apenas estaba arrancando operaciones en México, lo que me permitió vivir en primera persona un gran caso empresarial de internacionalización y crecimiento y trabajar directamente en diferentes áreas de la comunicación. Apenas éramos 10 personas cuando arranqué, con muchas ganas de construir un gran proyecto en el país; con mucho esfuerzo, dedicación, conocimiento y habilidades de grandes profesionales, logramos que la oficina de México llegara a ser la segunda más grande en toda la red de LLYC, después de Madrid, y en los últimos 4 años, en los que estuve al frente, logramos convertirla en la agencia N°1 del país. Este período coincidió también con el inicio de una nueva era que creo que ha puesto al mundo patas arriba y, por supuesto, muy directamente a la Comunicación, lo que ayuda también a explicar esa historia de éxito empresarial. En 2008 se acababa de lanzar el primer iPhone y Facebook en español, dos hitos, que ayudaron a democratizar el acceso al mundo digital y creo que marcaron el inicio del cambio de nuestra sociedad. La revolución digital acabó con los paradigmas de la comunicación, de los medios, de los negocios… en apenas 12 años, ha cambiado por completo la forma de informarnos, relacionarnos, educarnos, entretenernos, cocinar, comer, transportarnos, viajar… y México, un país joven, en crecimiento, abierto al mundo, ha sido uno de los que más rápido y profundamente adoptó esta nueva filosofía de vida. La imprenta cambió el mundo, pero tardó siglos en hacerlo, la revolución industrial, con la llegada de la electricidad, la radio, el teléfono, la televisión… tardó décadas. Hoy estamos viviendo una aceleración en la que el mundo cambia por años o meses y constantemente hablamos de nuevas generaciones: baby boomers, generación x, millennials, Z, alfa… nunca antes en la historia habían convivido tantas personas, tan diferentes entre sí, a la vez.

A día de hoy, la comunicación se ha vuelto más determinante que nunca para conectar con estos grupos de interés y para trabajar en una estrategia es necesario entender todos los nuevos avances tecnológicos y abordar la comunicación y el marketing desde múltiples aristas para desgranarla y desarrollarla, pero con un fin, entender mejor la diversidad de las personas y buscar la manera de que esta revolución ayude a construir un modelo económico, político y social más justo y equitativo. La pandemia ha mostrado que una globalización sin control puede ser un gran riesgo y en nuestras manos está hoy crear una un mundo con mejores productos, servicios, marcas, empresas, instituciones y organizaciones, en resumen, mejores personas. Es por eso que a día de hoy estoy emprendiendo con diferentes colegas del ámbito de la creatividad, la publicidad, la inteligencia, la transformación digital, el marketing, la reputación, el coaching, el talento… el ecosistema Why Transformation, donde buscamos transformar a personas y organizaciones partiendo de la identificación de su propio propósito y poniendo la tecnología a su servicio. En esta nueva realidad, creemos que se necesita a activistas de marca que ayuden a redefinir y resignificar las empresas, con una visión 360°, entendiendo que la comunicación y el marketing a día de hoy se deben enfocar en identificar problemas y resolverlos para volvernos relevantes. Si algo he aprendido en estos años en México y Latinoamérica es que lo que marca la gran diferencia a nivel personal y profesional es poner a las personas y la pasión en el centro de las estrategias de negocio y de vida.

 

 

 

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