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Emprendimiento y discapacidad, … hasta el infinito y más allá.

La tasa de emprendimiento entre personas con discapacidad es más baja (10%) que en el conjunto de la población (15%) pero el perfil del emprendedor/a está cambiando. Te lo cuenta una especialista,  Esperanza Fernández Martínez, consultora y dinamizadora de emprendimiento en Inserta.

Iniciativa, motivación, autoconfianza, resolución de problemas, liderazgo, … son algunas de las competencias que asociamos al perfil del emprendedor. Nos atrae su valentía, su orientación al logro, su capacidad de esfuerzo.

Resiliencia, capacidad de superación, ilusión, lucha, empatía, … son las características que asociamos a las personas con discapacidad. Les admiramos, nos motivan, sacan lo mejor de nosotros mismos.

Sin embargo, cuando juntamos ambos conceptos: “emprendimiento” y “discapacidad”, la asociación no nos parece muy compatible. Dadas las dificultades que ya tienen las personas con discapacidad para encontrar un empleo en una empresa, la situación será mucho peor si de lo que hablamos es de autoempleo… ¿o no?

¿No tienen sus perfiles mucho en común?  Tras los perfiles, siempre hay datos. ¿Qué dicen los datos sobre emprendimiento y discapacidad?

Si buscamos datos sobre emprendimiento, pensamos en GEM España,  el Observatorio Mundial sobre Emprendimiento que lleva años investigando el espíritu emprendedor de todo el país y publicando informes también por comunidades autónomas, con el objetivo de que la información sobre la iniciativa emprendedora nos llegue a todos los públicos.

Y como especialistas en discapacidad, contamos con las publicaciones de ODISMET  el Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo, de Fundación ONCE. Sus informes reflejan la situación de las personas con discapacidad y el empleo, no sólo por cuenta ajena, sino también por cuenta propia.

Algunos de estos datos nos dicen que la tasa de emprendedores con discapacidad es más baja (10%) que en el conjunto de la población (15%), y según factores como la edad, ubicación geográfica o (desgraciadamente) el tipo de discapacidad, las diferencias son mayores. Existe menos conocimiento de las posibilidades de emprender, de las ayudas, tienen menos formación, … pero también hay otros datos.

Datos que nos cuentan que cada vez más personas con discapacidad han decidido emprender, y aunque la pandemia ha traído incertidumbre y paralizado parte de la actividad empresarial, la tendencia era ascendente.

También nos cuentan que tradicionalmente las personas con discapacidad se decantaban por pequeños comercios, pero el perfil de los emprendedores con discapacidad está cambiando. Hay mayor diversidad en los proyectos, los niveles formativos son mayores y la tecnología se ha convertido en una gran aliada. Incluso se percibe un cambio en el ámbito rural o en personas con discapacidades a priori “con mayores dificultades”.  Y éste debe ser el camino, porque como comenta Pablo Santaeufemia  al frente de Bridge for Billions  “el ecosistema emprendedor penaliza lo que se sale fuera del patrón, por su potencial de riesgo” y debemos revertir esto para conseguir mayor diversidad e inclusión.

Y tras los perfiles y los datos, siempre hay personas.

Personas como Diana de Arias, creadora de DECEDARIO y emprendedora con discapacidad que asegura que “la historia de superación que he pasado, la estoy aplicando en mi historia de emprendimiento” convencida también de que emprender “es un camino intenso, complejo” para todos, pero quizás en mayor medida para algunas personas con discapacidad, y “se necesitan apoyos”.

O como Marian Andrés de Gaman, en su caso el apoyo es el asistente personal que requiere por su diversidad funcional, que además debe costearse ella misma. Ha sentido que “por el sistema capacitista en el que vivimos te cierran puertas” cuando “todas las personas podrían emprender si tuvieran los apoyos necesarios”.

Algunos apoyos vienen de las administraciones públicas, como el Gobierno de Cantabria, que tiene subvenciones destinadas a fomentar la creación de empleo autónomo y a través de los puntos de atención que forman la iniciativa “Cantabria emprendedora” (que incluyen Agencias de Desarrollo Local, Cámara de Comercio, Sodercan y otras) ofreciendo orientación y formación a emprendedores y empresas.

O desde entidades expertas en discapacidad, como Fundación ONCE  que llevan décadas apoyando a las personas con discapacidad que quieren emprender, a través de formación, becas, asesoramiento y por supuesto, ayudas económicas.

Incluyendo a emprendedores con todo tipo de discapacidades, a través de convocatorias para emprendimiento con apoyo, que posibilita el autoempleo a personas con discapacidad con especiales dificultades de inserción laboral.

Pero no olvidemos a los profesionales que trabajan “detrás” de los emprendedores. En Inserta-Fundación ONCE  para fomentar esta forma de acceso al mercado laboral, destaca la figura del dinamizador de emprendimiento. Estos profesionales, de manera gratuita, apoyamos y asesoramos a personas con discapacidad que se plantean emprender, acompañándoles en todas sus etapas, desde la idea hasta la constitución de sus negocios.

Además los dinamizadores realizamos sensibilización y formación en habilidades emprendedoras.  Sin educación, no hay, ni habrá, emprendedores.

Pensemos en que los emprendedores son imprescindibles para reactivar nuestra actividad económica y las personas con discapacidad forman parte de nuestra fuerza trabajadora, fuerza y talento por cuenta ajena y por cuenta propia.

El binomio emprendimiento-discapacidad es una pareja de éxito, por el enorme potencial emprendedor de las personas con discapacidad, y por todas aquellas que han abierto camino a las demás. Personas a las que debemos apoyar.

Personas que han ido más allá, y a las que les queda el infinito por delante.

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