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El camino sin retorno de las renovables

La apuesta por la renovables, no solo es un elemento capaz de reducir el deterioro medioambiental y dotar de mayor eficiencia a la economía, sino que es una herramienta que propicia el desarrollo económico y social: crea nuevos empleos y atrae la IED. De hecho, la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe en energías renovables han ido recibiendo cada vez mayor volumen de inversión externa. En España, en el año 2030, las energías renovables generarán el 68% de la demanda energética, un aumento considerable con respecto al 40% actual. Las previsiones son todavía más optimistas para el 2050, cuya aportación llegará casi al 90%. Se ha iniciado un camino, que ya no tiene retorno.

Los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático anuncian que si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero durante los próximos diez años, la temperatura global de la Tierra podría aumentar más de 3,4ºC, provocando un incremento de sequías, inundaciones y otros desastres naturales. Como respuesta a este problema, los gobiernos del mundo han tomado cartas en el asunto y España no se quedará atrás en este aspecto.

Tal y como se presenta en un informe elaborado por NEF (BNEF), Bloomberg y Acciona, las energías renovables generarán el 68% de la demanda energética en España en el año 2030, un aumento considerable con respecto al 40% actual. Las previsiones son todavía más optimistas para el 2050, cuya aportación llegará casi al 90%. Este informe revela además que las energías solar fotovoltaica y la eólica aportarán el 51% de la generación eléctrica en nuestro país, un 18% y 33% respectivamente, para el año 2030, y hasta un 75% de generación de energía para 2050, mientras que en la actualidad estas dos tecnologías tan solo cubren el 25%.

Hacia una transición energética ecológica

 

El principal objetivo de España es la descarbonización de su sistema de generación eléctrica, y por ello es clave implantar nuevas tecnologías que logren crear un equilibrio entre la demanda y la oferta energética mientras que incorporan las energías renovables en la red eléctrica.

España ya posee un mercado con suficientes recursos solares y eólicos pero todavía tiene el reto de crear un sistema eléctrico suficientemente flexible como para satisfacer la demanda energética prescindiendo al máximo del carbono.

El informe explica que para lograr su objetivo es necesario implantar tecnologías como:

  • cargadores inteligentes para vehículos eléctricos funcionales cuando la demanda es baja en otros consumidores.
  • O baterías de almacenamiento
  • Además de la interconexión de su red con países vecinos.

En este sentido, el desarrollo de los sistema inteligentes de recarga vehículos eléctricos o el almacenamiento de energía serán claves para poder reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Diego Marquina, autor del informe asegura: “se han modelado varios escenarios sobre cómo podría evolucionar el mix de energía, ya que cuanto más se dependa de las plantas de gas pico, más emisiones de gases de efecto invernadero se producirán en 2050”.

¿Qué pueden hacer hoy los consumidores para contribuir a la transición ecológica?

 

En la actualidad las compañías de luz ofrecen tarifas de energía 100% renovable. Pese a que solo existe una única red eléctrica, mediante este tipo de tarifas se remunera a productores de energía renovable por el equivalente del consumo de energía de sus clientes. De esta forma se favorece la rentabilidad de las energías verdes y limpias.

Sin embargo, a los consumidores les preocupa que este tipo de tarifa pueda aumentar el importe de sus facturas. Por ello los expertos recomiendan utilizar herramientas para comparar tarifas, como el comparador de tarifas de luz y gas. Se trata de una herramienta gratuita que permite a los usuarios comparar entre las tarifas renovables para poder escoger la opción más económica. De este modo es posible contribuir hoy a la transición ecológica sin aumentar el importe de las facturas.

Renovables, Desarrollo Sostenible e IED en América Latina

El desarrollo sostenible es uno de los grandes retos a los que se enfrenta América Latina. No solo conseguir un elevado crecimiento económico de largo plazo, sino que este sea sostenible social y medioambientalmente. Es decir que, por un lado, disminuya las cifras de pobreza y desigualdad -gracias a una sólida y continuada expansión económica- y que, por otra parte, sea respetuoso con el medioambiente mediante un cambio de la matriz energética hacia las energías renovables.

Esta apuesta por las renovables contiene una doble virtualidad para los países latinoamericanos que son, además, potencias en la producción de este tipo de energías. No solo suponen una contribución a la preservación del medio ambiente, sino que pueden llegar a ser palancas para un crecimiento con desarrollo y, a la vez, transformarse en un imán para la Inversión Externa Directa.

Así pues, el cambio de la matriz productiva y energética en América Latina se convierte en un imperativo no solo por sostenibilidad sino por eficiencia. Por eficiencia porque América Latina y el Caribe se ahorraría hasta 621.000 millones de dólares anuales según un informe del Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente, si los sectores de energía y transporte lograran la neutralidad de emisiones para el 2050.

Por sostenibilidad porque actualmente los sectores de energía y transporte representan dos tercios de las emisiones regionales de dióxido de carbono de origen fósil y alrededor de 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si no se toman medidas, se espera que esas emisiones se dupliquen para mediados de siglo, aumentando hasta 1200 millones de toneladas debido a la demanda creciente de electricidad.

La renovables, que desde 2012 han duplicado su participación en la matriz regional, y junto con la energía hidroeléctrica representaron casi un 54% en 2018, son, además, un sector que se puede convertir en una puerta de entrada para la Inversión Externa Directa (IED) en una coyuntura en la que la financiación externa es más compleja y la llegada de capitales desde el exterior se ha reducido.

La apuesta por la renovables, no solo es un elemento capaz de reducir el deterioro medioambiental y dotar de mayor eficiencia a la economía, sino que es una herramienta que propicia el desarrollo económico y social: crea nuevos empleos y atrae la IED. De hecho, la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe viene descendiendo desde 2012, cuando se alcanzó el máximo histórico. Por el contrario, las energías renovables han ido recibiendo cada vez mayor volumen de inversión externa.

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