Cuando los adolescentes ven publicaciones de influencers colaborando con productos de alimentación y aspecto físico: el 27,8 % siente frecuente o muy frecuentemente que un cuerpo bello es un cuerpo delgado y tonificado; un 26,2 % siente frecuente o muy frecuentemente que el aspecto físico determina mucho cómo te valoras a ti mismo, el 13,9 % de los menores siente frecuente o muy frecuentemente que no está a la altura y que su presencia física no cumple con el estándar y casi en idéntico porcentaje, un 13,8 % establece metas para conseguir un cuerpo perfecto frecuente o muy frecuentemente. El éxito social y tener un buen físico forman parte de las preocupaciones de los participantes del estudio: el 50 % de las mujeres señaló que tener un buen físico ayuda mucho o bastante a relacionarte exitosamente con amigos, ser aceptado/a y gustar más, mientras que el porcentaje de hombres fue de un 52%.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio ‘Digital Fit: la influencia de las redes sociales en la alimentación y en el aspecto físico de los menores”, realizado por la Fundación MAPFRE y la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
El estudio, resultado de una encuesta a 1.055 menores, entre 11 y 17 años, analiza qué efectos tienen las colaboraciones de influencers en los hábitos alimenticios y la actividad física y las repercusiones personales de los menores que han participado en el estudio.
El estudio concluye que la autopercepción del cuerpo se ha visto afectada por los contenidos que se consumen en redes sociales, idealizando aspectos físicos determinados. Y en ese sentido, las publicaciones de influencers en colaboración con empresas de productos de alimentación tienen repercusión en los consumidores de estos contenidos, afectando a su autoestima y condicionando la adopción de hábitos que podrían tener un impacto en su desarrollo y bienestar.
Independientemente de su edad, sexo y comunidad autónoma destacan que TikTok se posiciona como la red social en donde los menores siguen a más influencers, seguida de YouTube e Instagram.
El tipo de influencer más seguido son los gamers, y aquellos que hacen contenido de entretenimiento y humor.
El éxito social y tener un buen físico forman parte de las preocupaciones de los participantes del estudio: el 50 % de las mujeres señaló que tener un buen físico ayuda mucho o bastante a relacionarte exitosamente con amigos, ser aceptado/a y gustar más, mientras que el porcentaje de hombres fue de un 52%
El 70 % de los encuestados es consciente de que la publicidad de los influencers tienen como finalidad que ellos compren el producto anunciado. El 42,4 % de los menores declara recibir publicidad sobre alimentación y aspecto físico a través del móvil y un 44,5 % de los entrevistados afirma que recibe publicidad de alimentos poco saludables. Respecto a la publicidad sobre cuidado del cuerpo que los menores reciben con mayor frecuencia destacan: moda (48,7 %), cosmética y belleza (33,1 %), fitness y gimnasio (23,2 %) y procedimientos estéticos (13,5 %).
Tras las conclusiones arrojadas por el estudio, se lanzan una serie de premisas para que las empresas, creadores de contenido, organismos de autorregulación, gobierno, academias, plataformas de redes sociales, educadores y familias, como agentes clave para mejorar la experiencia de los menores cuando se enfrentan a este tipo de contenidos.
Se hace necesario proteger a los menores de contenidos que mermen su desarrollo y autoconcepción, para ello, se debe tener en cuenta que el contenido en las redes es accesible a todos los públicos.
Es, por tanto necesario trabajar el desarrollo del pensamiento crítico de los menores para el consumo de nuevos formatos que entremezclan contenidos comerciales y entretenimiento y apoyar la investigación de estudios relacionados con los efectos de mensajes persuasivos en las audiencias jóvenes.
En estas premisas el estudio diferencia aquellas que deben implementarse a nivel macro y micro. A nivel macro, para plataformas, marcas, creadores de contenido y legisladores de políticas públicas:
- Indicar de manera explícita la naturaleza comercial de las colaboraciones con el fin de que los menores identifiquen el contenido pagado y no lo confundan con contenido orgánico.
- Implementar políticas propias en las plataformas para combatir la propagación y auge de contenidos que vulneren a los menores. Además de compartir información sobre los algoritmos y los efectos de las redes y los influencers, para contar con información para la protección de los menores.
- Crear y cumplir con políticas que prioricen contenidos enfocados en la salud física y mental de los usuarios.
- Priorizar que solo profesionales de la salud intervengan en la difusión de contenidos relacionados con el cuidado del cuerpo.
- Demandar a las compañías que pongan especial atención en las colaboraciones que prioricen el aspecto físico sobre la salud y las colaboraciones con productos y prácticas dañinas. Además, evitar colaboraciones que diagnostiquen, recomienden o prometan cambios físicos en las audiencias sin la supervisión de un experto.
- Invertir y apoyar en programas y estudios sobre alfabetización publicitaria, salud física y mental de los menores.
- Colaborar con investigaciones para la creación de espacios de difusión de buenas prácticas y de navegación segura en la red.
A nivel micro, enfocadas hacia la sociedad civil: familias, educadores, academias y organizaciones sin fines de lucro:
- Fomentar espacios para guiar el consumo digital. Cuando sea posible, tomar ejemplos concretos o noticias del día para desarrollar el pensamiento crítico en los menores.
- Apoyar la participación de los menores en programas de alfabetización mediática y publicitaria de forma especial.
- Involucrarse activamente en los consumos diarios, escuchar de manera activa a los menores para conocer su rutina digital, los influencers que siguen y el tipo de contenido por el que se interesan y son partícipes.