Influyentes Cantabria

Carmen Olarreaga: “La mayor presencia de mujeres en la industria ayuda a que las jóvenes elijan carreras técnicas”

Con 29 años se convirtió en la primera mujer en ostentar una jefatura en Solvay. Carmen Olarreaga conoce muy bien la empresa  desde dentro: su trayectoria en esta multinacional abarca más de 30 años. Jefa de compras de la fábrica de Torrelavega, donde comenzó en 1988, es además presidenta de la Comisión de Industria de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega. Un itinerario exitoso que ha combinado con una faceta que resalta expresamente en su perfil de Linkedin: esposa y madre: “Evidentemente la familia no es un trabajo… pero como no veo otra forma de incluirlo … lo hago aquí, pues para mi es una parte de mi vida que no puede faltar a la hora de describir mi perfil.”

Considera importante que, además de trabajar, hay que conciliar el trabajo con la vida laboral. Combinar familia y trabajo, con una destacada faceta internacional, ha sido, asegura en esta entrevista para Influyentes Cantabria, uno de los retos más importantes de su carrera. Recientemente ha contado su experiencia en una masterclass organizada por la Asociación Mujer y Talento:  “Es muy gratificante poder dirigirte a tantas chicas jóvenes que transmiten su ilusión y sus ganas por aportar y sumar. Eso es fantástico”.

 P.- A lo largo de su dilatada carrera dentro de Solvay, en la que lleva trabajando más de 20 años, ¿en qué basa el éxito de su trayectoria?

R.- Lo más importante cuando se terminan los estudios universitarios es ser consciente de que los estudios nos capacitan para comenzar una nueva etapa en la que vamos a tener que seguir aprendiendo cada día. Eso es fundamental para afrontar cambios de departamento dentro de la empresa, retos a nivel internacional, innovaciones tecnológicas y la necesidad de saber conciliar la vida laboral y familiar. A todos estos retos me he tenido que enfrentar durante estos años y creo que he superado la prueba con éxito, aunque eso no quiere decir que haya sido siempre fácil.

P.- ¿Ha sido complicado hacer valer su criterio en temas de peso por el hecho de ser mujer, o no ha sido un obstáculo?

R.- Yo diferenciaría dos etapas. Si nos remontamos a los años 90, no era fácil. Fui nombrada jefe de compras de Torrelavega con 29 años, después de 5 años en el departamento de contabilidad en proyectos a nivel internacional. En esos momentos el hecho de ser joven y mujer supuso que algunos colaboradores de avanzada edad no lo aceptaran muy bien. Creo que todavía había personas que pensaban que las mujeres no estábamos preparadas para ciertos puestos de responsabilidad. De hecho recuerdo la cara de sorpresa de algunas personas (no de Solvay), cuando se enteraron de mi nombramiento.

Pero una vez pasada esa primera etapa, a mí no me ha sido complicado. También depende del carácter de cada persona, y en ese sentido lo principal es que nosotras mismas estemos convencidas de la posición que ocupamos y afrontarla sin ningún tipo de duda ni temor.

-P.- Las estudiantes jóvenes se acercan con un nuevo enfoque actualmente al sector de la industria?

R.- Lo más importante para mí es que las jóvenes se acercan con un nuevo enfoque a la Universidad. Hoy en día los estudiantes planifican su etapa universitaria en base a sus inquietudes, gustos, capacidades o deseos. Pero cada vez menos pensando si son chicos o chicas. Y eso para mí es lo fundamental. Y lógicamente, dependiendo de los estudios que elijan, hay algunas carreras cuyas salidas profesionales están muy ligadas a la Industria. En mi empresa en estos momentos hay menos diferencias entre hombres y mujeres, y se está trabajando mucho en los planes de igualdad. Tenemos mujeres en todos los servicios: fabricación, mantenimiento, laboratorio, logística, servicios administrativos …, y mujeres en el equipo de dirección.

Y esa mayor presencia de las mujeres en todos los departamentos de la Industria  ayuda a que las jóvenes se animen cada vez más a apostar por estudios técnicos. En mi generación que una compañera de instituto se decantara por estudiar una ingeniería era muy raro, precisamente porque nosotras mismas no veíamos la salida profesional. Pero ahora eso no es así: hay muchas mujeres en estudios técnicos y eso lógicamente lleva consigo un incremento de las mujeres en  las industrias.

P.- Desde su perspectiva y experiencia en el ámbito laboral, ¿hay un déficit de talento femenino en sectores como el industrial, el de la tecnología, la ciencia o la ingeniería?
R.- Sí hay déficit porque, como dije anteriormente, en las anteriores generaciones pocas mujeres realizaban estudios técnicos. Pero eso se va a corregir a medida que las jóvenes vean más mujeres en puestos técnicos en las empresas. Creo que tenemos que empezar a hablar de “talento” y olvidarnos de si es masculino o femenino. Y en el talento no solo se demuestra con conocimientos técnicos sino que hay que tener en cuenta los  valores, principios, inteligencia emocional, empatía…. Y si es verdad que en esos aspectos, contar con equipos de trabajo mixtos enriquece y aporta mucho valor a la empresa.

No podemos negar que las mujeres teníamos una diferencia importante con los hombres a la hora de integrarnos al mercado de trabajo: la maternidad. No fue mi caso, porque a mí en Solvay se me promocionó justo cuando quedé embarazada, pero sí es verdad que no era lo más habitual en otras empresas. A las mujeres jóvenes se nos veía como potenciales madres y eso se relacionaba con bajas por maternidad, absentismo. En estos momentos los planes de igualdad están acabando con esas diferencias.                                                                                                                                  

P.- En cualquier caso, ¿Cómo fomentar las vocaciones femeninas en este ámbito?

R.- Si conseguimos que en las selecciones de personal el hecho de ser hombre o mujer ni sume ni reste y que siempre se seleccione al mejor candidato, lo demás tiene que llegar por sí solo.

No obstante es importante contar con asociaciones como Mujer y Talento que con su proyecto Stem Talent Girl acerca a mujeres que ya estamos en puestos directivos, o puestos técnicos para compartir nuestras experiencias con las jóvenes. Es muy gratificante poder dirigirte a tantas chicas jóvenes que transmiten su ilusión y sus ganas por aportar y sumar. Eso es fantástico.

P.- ¿Han cambiado en los últimos años los perfiles de las mujeres con responsabilidades directivas en grandes empresas? ¿Si es así, en qué sentido?

R.- Para mí el cambio es que ahora las hay y antes eran las excepciones o directamente no las había.

Y el segundo cambio yo lo veo con la llegada de las nuevas generaciones. Las jóvenes universitarias en estos momentos no dudan de sus capacidades para poder llegar a puestos directivos. Y eso es muy importante. Salen al mercado laboral formadas y convencidas de lo que quieren conseguir. Y yo soy optimista: lo pueden conseguir,

P.- ¿Qué preparación aconseja para quienes empiezan a desarrollar una trayectoria a nivel internacional, según su conocimiento de éste ámbito?

R.- Aunque parezca básico, aún tenemos un déficit en el nivel de inglés de nuestros estudiantes universitarios. Un nivel B2 en Inglés no puede ser visto como lo necesario para obtener un título. Personalmente creo que hoy en día es un nivel muy bajo para quien quiera desarrollar una carrera profesional internacional.

Y ya después es importante ser capaz de trabajar por objetivos, con managers en la distancia que te van a valorar por los resultados de tu trabajo y no por las horas de presencia en una oficina.

Si te gusta viajar, entonces perfecto, pero no es lo mismo viajar de vacaciones que los viajes de trabajo. En este aspecto sí que hay una cosa positiva de la pandemia que hemos sufrido (la única), y es que hemos aprendido y aceptado que las reuniones telemáticas son posibles y operativas. Hay un antes y un después tras la pandemia. Por supuesto habrá viajes de trabajo, pero menos y muy justificados.

P.- ¿Cuáles han sido los obstáculos o retos más importantes que ha debido superar para llegar a dirigir una área de su trascendencia en Solvay?

R.- La conciliación de la vida familiar y laboral. Independientemente de que seas hombre o mujer, tener que pasar días alejada de la familia no es fácil, sobre todo cuando los hijos son pequeños. Yo tengo un hijo y una hija y he viajado mucho cuando ellos eran pequeños.

R.- ¿Residir en Cantabria es un obstáculo o hándicap para desarrollar unas responsabilidades a nivel internacional? ¿Es el teletrabajo o trabajo en remoto una nueva oportunidad real para progresar en una trayectoria internacional?
R.- Residir en Cantabria es un lujo. Somos unos privilegiados por la calidad de vida de nuestra región. Y lo digo yo, pero lo dicen los cientos de directivos de otros países que durante mis años en Solvay han venido a reuniones de trabajo y les he acompañado a restaurantes o  a conocer alguna zona de Cantabria. Se quedan impresionados. Pero sí que hay un punto negativo que ha ido mejorando: las comunicaciones aéreas con el extranjero. En muchos casos estamos obligados a pasar por Bilbao o Madrid.

El teletrabajo nos ayuda a conciliar y las reuniones on line sin duda ayudan para poder desarrollar carreras internacionales

P.- En su caso, ¿cómo ha combinado profesión y familia? ¿Cree que hoy en día es fácil la conciliación en los altos cargos directivos que desarrollan las mujeres profesionales de alto nivel?
R.- La ayuda de mi marido, mis padres y mi hermano me lo han hecho más fácil, pues sin ellos nunca podría haber llegado hasta donde he llegado en la empresa.  Cuando se decide formar una familia, solo si las dos partes colaboran en igualdad de condiciones se puede conseguir esa conciliación. Mi marido también ocupa un puesto de responsabilidad en su empresa pero en su caso los viajes no han sido tan frecuentes. Soy consciente de que en la etapa de la infancia de mis hijos, él ha estado más presente. Pero que esto no desanime a las jóvenes: haciéndolo bien eso no supone ningún problema para los hijos. Hay que saber suplir cantidad  con calidad.

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