Los datos reflejan que las inversiones en activos intangibles han crecido a un ritmo más rápido que las inversiones en tangibles desde 2020. La economía intangible se ha convertido en un motor esencial para la competitividad empresarial en España. Según el reciente informe de Cotec y el Ivie, el capital intangible —que incluye activos como la innovación, el diseño, la formación y la estructura organizativa— está transformando la forma en que las empresas generan valor.
En 2023, España destinó el 7,8% de su PIB a activos intangibles, situándose por delante de Italia (7,5%) pero aún rezagada frente a países líderes como Suecia (15,7%) y Estados Unidos (14,7%). Este esfuerzo inversor, aunque insuficiente para alcanzar la media europea, ha crecido significativamente en las últimas décadas: en comparación con 1995, la inversión en activos intangibles en España se ha multiplicado por 2,7, frente al 1,6 de Italia y el 1,7 de Portugal.
Sin embargo, persiste una brecha en la composición de la inversión. Mientras que España destaca en la imagen de marca, en áreas clave como el diseño y la formación específica para empleados, la inversión representa menos del 50% de la media europea.
El informe destaca la resiliencia de los activos intangibles frente a las crisis económicas. Durante la pandemia, las caídas en la inversión en intangibles fueron menos pronunciadas que en activos tangibles o el PIB, y su recuperación desde 2020 ha sido más acelerada. Por ejemplo, la inversión en intangibles creció un 7,1% anual desde la pandemia, frente al 2,4% en tangibles.
A nivel regional, las disparidades son notables. Madrid lidera la inversión en intangibles con un 11,5% de su PIB, seguida por Cataluña (8,5%) y Navarra (7,9%), mientras que comunidades como Castilla-La Mancha y Extremadura registran niveles por debajo del 5%.
Por sectores, los servicios privados avanzados concentran el 60,6% de la inversión en intangibles, muy por encima de otros sectores como la agricultura (6,3%). Esta concentración subraya la relevancia de los intangibles en industrias tecnológicas y basadas en el conocimiento.
Aunque España ha avanzado en la adopción de la economía intangible, el informe subraya la necesidad de un mayor esfuerzo tanto público como privado. En promedio, el sector privado invierte 6,8 euros en intangibles por cada euro del sector público. Incrementar esta colaboración será esencial para consolidar a España como una economía competitiva e innovadora en el panorama internacional.
La apuesta por los activos intangibles no es solo una inversión en el presente, sino una estrategia imprescindible para el crecimiento empresarial y la sostenibilidad económica a largo plazo.